GINO SEVERINI
(Cortona, 1883-París, 1966) Pintor italiano. Tras un período en Roma, donde frecuentó el estudio de Balla, de quien aprendió la técnica divisionista, en 1905 marchó a París. Profundizó en el divisionismo con el estudio del impresionismo y de la obra de Seurat, y en 1910 se adhirió al futurismo. La influencia del cubismo, ya presente en 1910, resulta más evidente y personal en 1914. A partir de 1923 se dedicó principalmente a realizar paneles decorativos y mosaicos para casas privadas e iglesias, en un acercamiento al novecento italiano. Hacia los años cuarenta volvió a una pintura de raíz neocubista y abierta a la abstracción geométrica. Destacan también sus ensayos Del cubismo al clasicismo (1921) y Razonamientos sobre las artes figurativas (1936).
Nacido en Cortona, la vocación de Gino Severini le hizo trasladarse a Roma en busca de fortuna. Allí entró en relación con Umberto Boccioni y frecuentó el estudio de Giacomo Balla, pero a tenor del escaso éxito de sus pinturas en la Mostra de Rifiutati en el Teatro Constanza (1905), hubo de pasar a París, donde recibió con entusiasmo, pero también con reservas, el manifiesto futurista de 1910.
Aunque adherido a esta corriente, su estilo incorporó de manera ecléctica las conquistas del orfismo y posteriormente se dejó influir por Pablo Picasso y Georges Braque. La vanguardia cubista francesa y el apasionamiento propio del futurismo italiano están presentes en buena parte de su obra, como se percibe en las líneas rectas y agresivas, la aplicación de los colores al modo del neoimpresionismo de Georges Seurat y el tono irreverente típico de los artistas de entreguerras.
Severini fue el pintor que utilizó con mayor profusión el concepto futurista de "analogía" como mezcla indiscriminada de recuerdos o momentos fugaces reunidos fuera de la lógica o de la linealidad temporal. Se trata de un reflejo de la memoria entendida como proceso dinámico, como flujo mental de imágenes y torbellino de formas extraídas de una diversidad de tiempos y espacios. Norte-Sur (1912, Pinacoteca de Brera) es el resultado de la mezcla de destellos visuales obtenidos en el transcurso de un recorrido por la ciudad, estructurando fragmentos de imágenes en una malla cubista.
En otras obras, Severini aplicó los recursos del cubismo para traducir el movimiento como yuxtaposición de puntos de vista distintos. En su serie de bailarinas reúne fragmentos de tiempos dispersos como evocación de los movimientos de la danza. Del reconocimiento de elementos figurativos concretos (rostros, zapatos, volantes) en Bailarina azul (1912, Colección Mattioli, Milán) o Dinamismo de una bailarina (1912, Pinacoteca de Brera), pasaría a juegos formales en los que la interpenetración de elementos quedaría reducida a contrastes de forma, líneas y colores, que se funden vertiginosamente en una frenética amalgama de la que Ritmo plástico del 14 de julio (1913, Colección Franchina, Roma) constituye un magnífico ejemplo.
(Cortona, 1883-París, 1966) Pintor italiano. Tras un período en Roma, donde frecuentó el estudio de Balla, de quien aprendió la técnica divisionista, en 1905 marchó a París. Profundizó en el divisionismo con el estudio del impresionismo y de la obra de Seurat, y en 1910 se adhirió al futurismo. La influencia del cubismo, ya presente en 1910, resulta más evidente y personal en 1914. A partir de 1923 se dedicó principalmente a realizar paneles decorativos y mosaicos para casas privadas e iglesias, en un acercamiento al novecento italiano. Hacia los años cuarenta volvió a una pintura de raíz neocubista y abierta a la abstracción geométrica. Destacan también sus ensayos Del cubismo al clasicismo (1921) y Razonamientos sobre las artes figurativas (1936).
Nacido en Cortona, la vocación de Gino Severini le hizo trasladarse a Roma en busca de fortuna. Allí entró en relación con Umberto Boccioni y frecuentó el estudio de Giacomo Balla, pero a tenor del escaso éxito de sus pinturas en la Mostra de Rifiutati en el Teatro Constanza (1905), hubo de pasar a París, donde recibió con entusiasmo, pero también con reservas, el manifiesto futurista de 1910.
Aunque adherido a esta corriente, su estilo incorporó de manera ecléctica las conquistas del orfismo y posteriormente se dejó influir por Pablo Picasso y Georges Braque. La vanguardia cubista francesa y el apasionamiento propio del futurismo italiano están presentes en buena parte de su obra, como se percibe en las líneas rectas y agresivas, la aplicación de los colores al modo del neoimpresionismo de Georges Seurat y el tono irreverente típico de los artistas de entreguerras.
Severini fue el pintor que utilizó con mayor profusión el concepto futurista de "analogía" como mezcla indiscriminada de recuerdos o momentos fugaces reunidos fuera de la lógica o de la linealidad temporal. Se trata de un reflejo de la memoria entendida como proceso dinámico, como flujo mental de imágenes y torbellino de formas extraídas de una diversidad de tiempos y espacios. Norte-Sur (1912, Pinacoteca de Brera) es el resultado de la mezcla de destellos visuales obtenidos en el transcurso de un recorrido por la ciudad, estructurando fragmentos de imágenes en una malla cubista.
En otras obras, Severini aplicó los recursos del cubismo para traducir el movimiento como yuxtaposición de puntos de vista distintos. En su serie de bailarinas reúne fragmentos de tiempos dispersos como evocación de los movimientos de la danza. Del reconocimiento de elementos figurativos concretos (rostros, zapatos, volantes) en Bailarina azul (1912, Colección Mattioli, Milán) o Dinamismo de una bailarina (1912, Pinacoteca de Brera), pasaría a juegos formales en los que la interpenetración de elementos quedaría reducida a contrastes de forma, líneas y colores, que se funden vertiginosamente en una frenética amalgama de la que Ritmo plástico del 14 de julio (1913, Colección Franchina, Roma) constituye un magnífico ejemplo.