Wifredo Lam.
(Sagua la Grande, 1902 - París, 1982) Pintor cubano. A los 14 años se instaló con parte de su familia a La Habana, donde cursaría estudios de Bellas Artes, y ya entre 1920 y 1923 participó en el salón de la Asociación de Pintores y Escultores de La Habana. En este último año se trasladó a Madrid, donde tuvo como maestro a Sotomayor; dos años después se casaría con la española Eva Piris, de la que tendría un hijo. Ambos fallecieron poco antes de empezar la Guerra Civil, en la que Lam participó activamente del lado republicano. Su tragedia familiar y la tragedia colectiva de la guerra dejaron en Lam un poso dramático que siempre será perceptible en su obra.
En 1928 viajó a París, donde conoció a Picasso. A través de él entró en contacto con numerosos artistas del momento, entre ellos Leiris, Joan Miró, Léger, Matisse, Tzara, Eluard, Braque y Pierre Loeb. Este último organizó la primera exposición de Lam en París. En esta etapa cubista, Lam sintetiza sus emociones pintando personajes aislados, esquemáticos, enfrentados a la intensidad de la vida; la austeridad de la imagen se ve acentuada por la sobria utilización del color. Dentro del universo cubista y constructivista, Lam siguió una línea singular de gran claridad expresiva.
Con motivo de la guerra europea se vio obligado a regresar a Cuba, a la que ya apenas se sentía ligado. Sin embargo, este retorno forzado enriqueció definitivamente al pintor. Por un lado supuso el reencuentro con su cultura africana-caribeña; al mismo tiempo se relacionó con los surrealistas que en esos años recalaron en el Caribe. En 1943 expuso en la Galería Pierre Matisse de Nueva York su obra La Jungla, que fue adquirida por el Museo de Arte Moderno.
Desde 1946, año en que regresó a Francia, repartió su tiempo entre Cuba, Nueva York y París, hasta instalarse definitivamente en la capital francesa. La gran serie de cuadros totémicos y míticos en la que había estado trabajando desde su primer regreso a Cuba lo consagró como pintor de fama mundial.
La amistad con Pablo Picasso y los pintores y poetas surrealistas (ilustró el poema Fata Morgana de Breton) marcaron poderosamente su pintura, inicialmente decantada por las imágenes oníricas y los elementos fantásticos y poéticos, y que maduró en una abstracción emotiva (Niños sin alma, La jungla) para concluir en un expresionismo plenamente lírico. Realizó también numerosos murales para la Ciudad Universitaria de Caracas y el Retiro Obrero de La Habana. Además de su importante obra como ilustrador de libros con series de litografías y aguafuertes, se dedicó también a la cerámica y a la escultura en bronce.
(Sagua la Grande, 1902 - París, 1982) Pintor cubano. A los 14 años se instaló con parte de su familia a La Habana, donde cursaría estudios de Bellas Artes, y ya entre 1920 y 1923 participó en el salón de la Asociación de Pintores y Escultores de La Habana. En este último año se trasladó a Madrid, donde tuvo como maestro a Sotomayor; dos años después se casaría con la española Eva Piris, de la que tendría un hijo. Ambos fallecieron poco antes de empezar la Guerra Civil, en la que Lam participó activamente del lado republicano. Su tragedia familiar y la tragedia colectiva de la guerra dejaron en Lam un poso dramático que siempre será perceptible en su obra.
En 1928 viajó a París, donde conoció a Picasso. A través de él entró en contacto con numerosos artistas del momento, entre ellos Leiris, Joan Miró, Léger, Matisse, Tzara, Eluard, Braque y Pierre Loeb. Este último organizó la primera exposición de Lam en París. En esta etapa cubista, Lam sintetiza sus emociones pintando personajes aislados, esquemáticos, enfrentados a la intensidad de la vida; la austeridad de la imagen se ve acentuada por la sobria utilización del color. Dentro del universo cubista y constructivista, Lam siguió una línea singular de gran claridad expresiva.
Con motivo de la guerra europea se vio obligado a regresar a Cuba, a la que ya apenas se sentía ligado. Sin embargo, este retorno forzado enriqueció definitivamente al pintor. Por un lado supuso el reencuentro con su cultura africana-caribeña; al mismo tiempo se relacionó con los surrealistas que en esos años recalaron en el Caribe. En 1943 expuso en la Galería Pierre Matisse de Nueva York su obra La Jungla, que fue adquirida por el Museo de Arte Moderno.
Desde 1946, año en que regresó a Francia, repartió su tiempo entre Cuba, Nueva York y París, hasta instalarse definitivamente en la capital francesa. La gran serie de cuadros totémicos y míticos en la que había estado trabajando desde su primer regreso a Cuba lo consagró como pintor de fama mundial.
La amistad con Pablo Picasso y los pintores y poetas surrealistas (ilustró el poema Fata Morgana de Breton) marcaron poderosamente su pintura, inicialmente decantada por las imágenes oníricas y los elementos fantásticos y poéticos, y que maduró en una abstracción emotiva (Niños sin alma, La jungla) para concluir en un expresionismo plenamente lírico. Realizó también numerosos murales para la Ciudad Universitaria de Caracas y el Retiro Obrero de La Habana. Además de su importante obra como ilustrador de libros con series de litografías y aguafuertes, se dedicó también a la cerámica y a la escultura en bronce.